Según datos del INEGI de las mujeres que han enfrentado violencia por parte de esposo o novio, a lo largo de su relación de pareja (19.1 millones), en el 64.0% de los casos se trata de violencia severa y muy severa.
Nos han vendido una idea del amor romántico que nos emborrachó, nos conquistó, nos hizo creer que sólo estamos completas cuando estamos en pareja, que nuestra presencia como un ser individual en el mundo no es suficiente, que nuestra valía depende mucho de si alguien nos acepta, nos ve bonitas, nos considera valiosas, nos ve como “una buena madre” o “una buena mujer” para formar un hogar. Se nos olvidó que nosotras somos hogar, que lo formamos nosotras a nuestra manera, solas o en pareja, con un hombre o con una mujer, con hijos o sin hijos, no necesitamos a nadie para estar completas.
¿Qué sucede entonces cuando todas estas creencias dañinas han sido tatuadas a nuestro cuerpo y, por ende, comenzamos a buscar el amor de manera desesperada? Terminamos vinculándonos con personas que nos hacen daño, que nos hieren, que nos intoxican, que nos lastiman… y entonces sentimos que no podemos salir de ahí.
Es probable que estés durmiendo con el enemigo y que le estés dando las buenas noches acompañadas de un beso todos los días de tu vida. No tiene por qué ser así. Hoy voy a compartirte 5 señales de alerta a tomar en cuenta, para que identifiques si estás al lado de un hombre violento
Te minimiza, te ridiculiza o no toma en cuenta tus emociones.
Escuchas frases como “eres una exagerada” “todo lo tomas a mal” “estás loca” “tú no sabes de ese tema” y al lado de estas frases viene una confusión en tu cabeza pensando que quizá todo esto que te dicen es probable que sea verdad. ¿Qué pasa? Comienzas a culpabilizarte, tu autoestima se va cayendo en pedacitos hasta llegar a un punto donde vas perdiendo identidad y los insultos de tu pareja se vuelven parte de tu día a día y comienzas a asimilarlos como parte de ti. Esta violencia emocional, suele ser sutil, incluso ante los ojos de los demás invisible, el agresor emocional es pasivo agresivo, te dará pequeñas dosis de amor y después algunas otras de dolor, de tal manera que la confusión sea tan grande que no sepas cómo salir de ahí.
Controla o cuestiona tu manera de vestir, de hablar, tus amistades, tu trabajo o los lugares que frecuentas.
Normalmente comienzan con comentarios que tienen tintes “protectores” algo así como “te pregunto en dónde y con quién estás porque me preocupas” “no es que no confíe en ti, es que no confío en los demás” “no me molesta a mí el largo de tu falda, de hecho me encantan tus piernas, pero yo soy hombre y sé cómo piensan ellos y no me gustaría que te faltaran al respeto” “Yo ahora soy tu pareja, no entiendo por qué tienes que seguir frecuentando tanto a tus amigos hombres cuando conmigo lo tienes todo, ¿Es que acaso yo no soy suficiente?” Ten mucho cuidado, los celos NO son normales y tu pareja no es tu mentor, ni tu padre para “formarte” o “indicarte” cómo debes de actuar, con quién debes salir o a dónde tienes que ir. Si tienes asociada la creencia de que “me cela porque me quiere” necesitas derribar asociaciones patológicas que posicionan a la mujer como un objeto que puede ser usado y controlado.
Te ignora, te condiciona y hace bromas hirientes.
El desdén es una manifestación de violencia psicológica. Cuando alguien decide ignorarte con alevosía y ventaja no lo está haciendo “porque necesita espacio” (para esto, que es muy válido, hay maneras sanas de pedirlo) lo está haciendo, pues sabe que ese silencio te lastima, te hiere y eso lo posiciona a él en ventaja, pues tú te encuentras en una posición vulnerable y desde ahí es difícil salir.
Condicionar tus acciones a través de amenazas, por muy sutiles que sean, también es una manera de ser violento, ya que está ejerciendo control a través del miedo y éste es un arma muy poderosa para someter.
Las bromas hirientes no son graciosas, no tienes por qué reírte de ellas y es normal que te sientas lastimada cuando las hagan. Nadie tiene derecho a “bromear” sobre tu apariencia, tu físico, tu grado de inteligencia, tu estatus social, tu estilo de vida, tu familia o tus amistades. Quien te quiere no se burla de ti.
Esconde o desaparece tus pertenencias.
En algunas ocasiones, cuando has manifestado el deseo de querer irte de una relación, suelen aparecer amenazas de “sin mi no eres nada, no te podrás ir y de eso me encargo yo”. Llegan al grado de esconder tu identificación, tu pasaporte, tu visa, tus tarjetas de crédito o algún otro documento importante que te sirve para moverte libre e independientemente por la vida, incluso puede ser tu computadora si él sabe que en ella hay información importante o necesaria para desempeñar tus labores.
No es normal que alguien tome tus cosas, las destruya o las esconda, pues en el fondo, de nuevo está ejerciendo control sembrando el miedo y limitando tu libertad.
Te violenta física y/o sexualmente.
OJO las siguientes, todas son manifestaciones de violencia física: empujones, arañones, cachetadas, sometimiento contra la pared o la cama, aventones, pellizcos, patadas, jalones de cabello, intentos de ahorcamiento, tomarte fuerte el brazo para someterte y amenazarte con armas o algún otro objeto que sabes que puede lastimarte. No necesitas tener un ojo morado para probar que estás siendo violentada.
La violencia sexual puede manifestarse de distintas maneras, lo primero que hay que entender es que todo lo que venga después de un “no quiero” es un abuso. No estás obligada a tener relaciones sexuales si no quieres, no es normal que te hagan sentir que eres una mala pareja sexual, penetrarte sin tu consentimiento se llama violación y no siempre se acompaña de un sometimiento violento, pregúntate ¿Cuántas veces has accedido a tener relaciones sexuales sin quererlo? (incluso con tu esposo o novio). El abuso sexual también se da en los noviazgos y en los matrimonios. Los tocamientos que te ponen incómoda también son violencia sexual, los comentarios hirientes a tu cuerpo, las prácticas que te parecen dolorosas o no placenteras y, sobre todo, el hacerte sentir que es tu deber dar placer cuando así se solicita.
¿Qué se puede hacer?
Reforzar el compromiso y la acción en el ámbito nacional;
Promover respuestas de prevención primaria;
Involucrar al sector educación;
Reforzar la respuesta del sector salud;
Apoyar a las mujeres que conviven con la violencia;
Sensibilizar a los integrantes de los sistemas de justicia penal;
Apoyar la investigación y la colaboración.
Comenzar un proceso de acompañamiento emocional.